El Bachillerato en los años 60
Aquellos a los que nos tocó el bachillerato en los años sesenta, lo recordamos como una etapa muy dura dentro de nuestra vida escolar. Este bachillerato estaba regulado por la Ley de Ordenación de la Enseñanza Media (1953) del ministro Joaquín Ruiz Giménez. Dicha Ley significó un nuevo punto de vista para la educación, con menos peso dogmático y más enfocado a la calidad de la enseñanza; además, supuso un primer paso hacia la escolarización generalizada hasta los 14 años, aunque se mantiene la doble vía: el Bachillerato para las elites y otra vía (Bachillerato Laboral) para las clases más desfavorecidas.
En esta ley se introduce una división del bachillerato (al que se accedía mediante una prueba selectiva llamada Ingreso) en elemental (formado por cuatro cursos) y superior (dos cursos), seguido del curso preuniversitario, necesario para el acceso a la Universidad. En ambos bachilleratos se implantaba una reválida, llamada elemental tras los cuatro primeros cursos y superior después el sexto. Al acabar el curso preuniversitario se establecía una posterior prueba de madurez para el acceso a la universidad.
Tras la escuela, en la que se estudiaba con un solo profesor y con un solo libro (que era una enciclopedia que abarcaba todas las materias) se accedía al bachillerato mediante una prueba selectiva denominada ingreso.
Este ingreso era una auténtica selectividad que se realizaba con 10 años (algunos con 9)
Una vez en el instituto, había cuatro cursos que constituían el bachillerato elemental. Las asignaturas que se cursaban eran:
- Primer curso: Religión, Gramática Española, Geografía de España, Matemáticas, Dibujo, Formación del Espíritu Nacional (F.E.N.) y Educación Física.
- Segundo curso: Religión, Idioma, Lengua y Literatura Española, Geografía Universal, Matemáticas, Dibujo, Formación del Espíritu Nacional y Educación Física.
- Tercer curso: Religión, Latín, Ciencias Naturales, Matemáticas, Idioma, Dibujo, Formación del Espíritu Nacional y Educación Física.
- Cuarto curso: Religión, Latín, Lengua y Literatura Española, Historia, Matemáticas, Física y Química, Formación del Espíritu Nacional y Educación Física.
Tras superar todas las asignaturas de los cuatro cursos, había una reválida selectiva llamada reválida elemental, que se realizaba en un instituto. Esta reválida constaba de tres grupos: El de ciencias (matemáticas, Física, Química, Biología, Dibujo); el de letras (Historia, lengua y Literatura, Latín, Geografía) y el de idioma (casi todos Francés y unos pocos Inglés, además de la F.E.N.) La nota de cada grupo se obtenía haciendo la media de las notas de las asignaturas que lo componían. Los grupos se aprobaban por separado y únicamente en caso de superar los tres, se hacía la media de ellos para obtener la calificación final de la reválida elemental.
Superada ésta, se accedía al bachillerato superior, formado por los cursos quinto y sexto, en los que ya existía la posibilidad de dos ramas: ciencias y letras. Las asignaturas impartidas eran en mi caso (ciencias)
- Quinto curso: Religión, Química, Ciencias Naturales, Idioma, Matemáticas, Dibujo, Formación del Espíritu Nacional y Educación Física.
- (las chicas tenían otra asignatura más llamada “Hogar”)
- Sexto curso: Religión, Filosofía, Literatura, Historia del Arte y de la Cultura, Física, matemáticas, Formación del Espíritu Nacional y Educación Física.
Una vez superadas la totalidad de asignaturas de los dos cursos se pasaba a la reválida superior, que tenía la misma mecánica que la elemental pero en los tres grupos aparecían asignaturas nuevas y diferentes a las del bachillerato elemental: Griego (para los de letras), Historia del Arte y de la Cultura, Filosofía, Química y Física separadas…
Era frecuente que en ambas reválidas un alumno no aprobase los tres grupos y tuviese que ir a la convocatoria extraordinaria con el grupo o los grupos suspensos únicamente.
Superada la reválida superior, se obtenía el “título de bachiller” y podía accederse al séptimo y último: el preuniversitario o “preu” como era comúnmente conocido en los ambientes estudiantiles. El curso 1970/71 fue el último en el que se impartió el preuniversitario. En este último curso se estudiaba: Doctrina Social Católica, Literatura Española, Filosofía, Historia de España, Biología, Idioma, Matemáticas, Química y Física.
Y finalmente para entrar a la Universidad la prueba de madurez, que posteriormente pasó a llamarse selectividad aunque en la actualidad se denomine P.A.U. (prueba de acceso a la universidad) Dicha prueba de madurez se componía de tres grupos como las reválidas y la nota final era la media de las tres notas. No se valoraba como se hace en la actualidad la nota del expediente y, en consecuencia, te lo jugabas todo a una carta aunque hubieses cursado siete años con rendimiento excelente.
En resumen: Desde los diez hasta los diecisiete años, los que hicimos el bachillerato en los años sesenta sufrimos cuatro “selectividades” con diez, catorce, dieciséis y diecisiete años respectivamente. Todas ellas se realizaban en centros públicos y debíamos presentarnos de “forma respetuosa” (con traje de chaqueta y corbata)
Posteriormente, con la Ley General de Educación de 1970 del ministro José Luis Villar Palasí, desaparecen el ingreso y las reválidas, aparecen los tres años de BUP (bachillerato unificado polivalente) tras la EGB (educación general básica), el curso preuniversitario se cambia por el COU (curso de orientación universitaria) y la prueba de madurez se sustituye por la selectividad en un formato distinto al actual, pero con características parecidas.
Y llegó la LOGSE, la LOE, la LOMCE…
Salvador Clemares García
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