¿TRUCO O TRATO?
Halloween significa “All hallow’s eve”, palabra que proviene del inglés antiguo, y que significa “víspera de todos los santos”, ya que se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. Su origen procede de una antigua costumbre celta denominada Samhain y la tradición cristiana del Día de Todos los Santos. Posteriormente ha ido cambiando su antiguo sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un retorno al antiguo paganismo. Se fue extendiendo sobre todo en países anglosajones como Canadá, Estados Unidos, Irlanda o Reino Unido para posteriormente propagarse también entre los pueblos hispanos.
Los niños y aquellos que no lo son tanto se disfrazan, a la vez que entre ellos compiten por ver cuál es el disfraz más horroroso de todos, y van de casa en casa concediendo el famoso ultimátum “trick or treat” (truco o trato). El 31 de octubre al anochecer, Halloween entra en su apogeo. Una de las costumbres más arraigadas la noche de Halloween entre los niños (y mayores) es disfrazarse, cuanto más terrorífica y esperpénticamente mejor, y recorrer las calles al asalto de las casas del barrio. Las pandillas de niños van por la calle con sus calabazas, llaman a las puertas y cuando el inocente visitado abre la puerta, lanzan el grito unánime “trick or treat”. La tradición exige que el inquilino de la casa ceda a este terrible chantaje, regalando a los niños todo tipo de dulces y golosinas de Halloween, haciendo, pues, trato (treat) con ellos. De no obrar de esta manera, el vecino se expone a las temibles travesuras (tricks) de los chiquillos disfrazados de esqueletos, zombies, vampiros, momias o brujas. Estas travesuras consisten generalmente en el lanzamiento de huevos contra la fachada de la casa.
Esta costumbre de disfrazarse y hacer el trick or treat, debe su origen a la persecución de los protestantes contra los católicos en la Inglaterra de los siglos XVI y XVII. Como consecuencia de estas persecuciones, el rey protestante James I y su Parlamento fueron víctimas de un intento de atentado, que no se consumó, el plan fracasó cuando Guy Fawkes, uno de los conspiradores católicos, habló bajo la presión de los verdugos y traicionó a sus compañeros, avisando del inminente atentado. Pese a haber hablado, luego fue ejecutado.
El hecho dio lugar a una fiesta de carácter divertido, en que grupos de luteranos (protestantes) que protegían su identidad bajo máscaras de monstruos, celebraban la fecha del descubrimiento de la traición visitando los hogares católicos y exigiendo a sus moradores cerveza y pasteles. La amenaza en forma de frase, se hizo popular muy pronto: “Truco o trato”. De esta manera el “Día de Guy Fawkes” llegó a América con los primeros colonos protestantes, se trasladó al 31 de octubre y se unió con la fiesta de Halloween.
Y llegó la costumbre a España… como llegaron el refresco de cola, las hamburguesas, Santa Claus, el árbol navideño, etc. Algunas de ellas ni siquiera proceden de los Estados Unidos pero nos han llegado a través de ellos.
Halloween no podía ser menos. Yo respeto (faltaría más) el que a los niños se les inculquen ciertas costumbres que no son nuestras incluso en detrimento de algunas tradiciones que sí lo son y que se están perdiendo como puede ser el gastar inocentadas el veintiocho de diciembre. Sí he de manifestar que no me gusta la importación de tradiciones que nada tienen que ver con nuestra cultura y nuestras costumbres.
Prometo celebrar mi “Jalogüin” particular el día que en los Estados Unidos se haga un Bando de la Huerta, un Entierro de la Sardina o una procesión; el día que aparezca una multinacional llamada “Zarangollo King” o algo por el estilo. El día que ocurra todo lo anterior prometo disfrazarme de algo e ir llamando a las puertas: ¿Truco o trato?